El terrorífico parásito que se come y sustituye la lengua de los peces.
Imagina que un día sientes un cosquilleo en la boca y al mirarte al espejo descubres que tu lengua ha sido devorada por un monstruo que se ha instalado en su lugar. Parece una pesadilla, pero es la realidad para algunos peces que son víctimas de un parásito llamado Cymothoa exigua.
Este crustáceo, también conocido como el piojo come-lenguas, es un isópodo de la familia de los cimotoidos, que se caracterizan por parasitar a los peces de diversas formas. Pero Cymothoa exigua tiene una particularidad que lo hace único: es el único parásito que se sabe que reemplaza un órgano completo de su anfitrión. ¿Cómo lo hace? Pues bien, este parásito entra por las branquias del pez y se dirige a su boca, donde se adhiere a la lengua mediante sus tres pares de patas delanteras. Una vez ahí, empieza a chupar la sangre de la arteria que irriga el órgano, provocando que se atrofie y se desintegre. Entonces, el parásito ocupa el espacio vacío y se convierte en la nueva lengua funcional del pez.
Lo más sorprendente es que el pez puede utilizar al parásito como si fuera una lengua normal, y no parece sufrir mayor daño, salvo una pérdida de peso si tiene más de un parásito en su boca. El parásito, por su parte, se alimenta de las mucosas del pez y no muestra interés por la comida que este ingiere. Este fenómeno se ha observado en varias especies de peces, sobre todo en el orden de los perciformes, que incluye a los pargos, los roncos y las corvinas. El parásito tiene una amplia distribución geográfica, desde el Golfo de California hasta el norte de Ecuador, y también se ha encontrado en el Atlántico.
Los científicos aún no saben mucho sobre la reproducción de este parásito, pero se cree que se produce sexualmente y que son hermafroditas. Es decir, que pueden cambiar de sexo según las circunstancias. Cuando son jóvenes, son machos y se adhieren a las branquias del pez. Si no hay una hembra presente, uno de ellos puede transformarse en hembra al alcanzar los 10 mm de longitud y migrar a la boca del pez. Allí, puede aparearse con otro macho que se encuentre en las branquias.
Cymothoa exigua es un ejemplo de la increíble adaptación de los parásitos a sus hospedadores, y también de la complejidad y diversidad de la vida en el océano. Sin embargo, también es una amenaza para la pesca y el consumo humano, ya que puede afectar la calidad y el valor de los peces infectados. Además, su presencia puede generar rechazo y asco en los consumidores, que no esperan encontrarse con una criatura tan horrorosa en su plato.
Así que la próxima vez que comas pescado, asegúrate de revisar bien su boca. Puede que te lleves una sorpresa.