Los strigoi: los terroríficos vampiros de la mitología rumana.
Los strigoi son criaturas mitológicas presente en el folclore rumano, similar a los vampiros en otras culturas europeas. Se cree que son los espíritus de personas que murieron de forma violenta o impura, condenados a vagar por la tierra en busca de sangre. ¿Te imaginas que al morir tu alma no descansara en paz, sino que se convirtiera en un ser maligno que atormenta a los vivos? Pero los strigoi no son solo chupasangres, sino que también pueden causar todo tipo de desgracias: malas cosechas, enfermedades, epidemias, sequías, etc. Están muy ligados a las comunidades rurales y boscosas, donde se cree que habitan en sus tumbas o en cuevas oscuras. Su aspecto es el de un humanoide peludo, con ojos claros, cola y colmillos. A veces pueden adoptar la forma de animales, como perros, gatos, búhos o murciélagos.
Pueden ser de dos tipos: los STRIGOI VII y los STRIGOI MORŢI. Los STRIGOI VII son brujas o hechiceros que tienen poderes vampíricos, pero que aún están vivos. Pueden salir de sus cuerpos por la noche y atacar a sus víctimas, o enviar a sus animales familiares para hacerlo. Los STRIGOI MORŢI son los que han muerto y se han convertido en vampiros. Estos son más peligrosos y difíciles de eliminar.
¿Cómo se puede saber si alguien es un strigoi? Hay algunas señales que pueden delatarlos, como tener el pelo rojo, las cejas unidas, el dedo corazón más largo que el índice, las uñas negras o el ombligo hundido. También se dice que los strigoi nacen de padres que son parientes, o que son el séptimo hijo de una familia. Otra forma de convertirse en strigoi es morir sin haber sido bautizado, casado o confesado, o haber sido asesinado por otro strigoi.
¿Y cómo se puede proteger uno de los strigoi? Hay varias formas de prevenir o combatir sus ataques, como llevar consigo objetos sagrados, como cruces, rosarios, ajos o agua bendita. También se puede evitar mirarlos a los ojos, ya que pueden hipnotizar o embrujar a sus presas. Otra forma de alejarlos es esparcir semillas con clavos ocultos en ellas, ya que los strigoi son obsesivos y no pueden seguir su camino sin contarlas. Cuando se pinchan con los clavos, vuelven a empezar.
Pero la única forma de acabar definitivamente con un strigoi es exhumar su cadáver y destruir su corazón. Para ello, hay que esperar a que sea de día, ya que los strigoi son vulnerables a la luz solar. Luego, hay que clavarle una estaca de madera o de hierro, o atravesarle el corazón con una aguja. Después, hay que quemar el corazón en una olla nueva y esparcir las cenizas por el cementerio. También se puede cortar la cabeza del strigoi y enterrarla boca abajo, o quemar todo el cuerpo.
Estos rituales son muy antiguos y se siguen practicando en algunas zonas rurales de Rumanía, donde los strigoi son una realidad temida y respetada. Aunque las autoridades intentan impedir estas profanaciones, los aldeanos creen que es la única forma de liberarse de la maldición de los strigoi. Algunos casos han llegado a los medios de comunicación, como el de Petre Toma, un campesino que murió en 2003 y cuyo cadáver fue desenterrado y quemado por sus vecinos, que lo acusaban de ser un strigoi.
Los strigoi son una parte importante de la cultura y la identidad rumanas, y han inspirado numerosas obras de arte, literatura y cine. Algunos autores famosos que han utilizado el mito de los strigoi son Bram Stoker, con su célebre Drácula, basado en el personaje histórico de Vlad Tepes, el empalador; o Guillermo del Toro y Chuck Hogan, con su trilogía de la Oscuridad, donde los strigoi son una especie de vampiros que amenazan con destruir la humanidad.
Estas criaturas mitológicas son, sin duda, unos de los vampiros más fascinantes y terroríficos que existen. Su origen, su naturaleza, sus poderes y sus debilidades los convierten en unos seres únicos y misteriosos, que despiertan la curiosidad y el temor de quienes los conocen. Sea como sea, recuerda: los strigoi existen, y pueden estar más cerca de lo que crees.
