La mal llamada gripe española, la pandemia que mató más personas que las dos guerras mundiales.

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23 Feb 2024
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La historia de la humanidad está marcada por grandes tragedias que han puesto a prueba nuestra capacidad de resistir y superar las adversidades. Una de ellas fue la pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española, que se cobró la vida de entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo, más que las dos guerras mundiales juntas.


¿Qué fue la gripe española? La gripe española fue una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1¹. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan principalmente a niños y ancianos, sus víctimas fueron también jóvenes y adultos con buena salud, e incluso animales, entre ellos perros y gatos. El virus se caracterizó por su alta contagiosidad y su elevada letalidad, provocando síntomas como fiebre, tos, dolor de cabeza, dolores musculares, neumonía y hemorragias. Muchos enfermos morían en cuestión de horas o días, y otros quedaban con secuelas físicas y mentales.


El origen exacto de la pandemia es incierto, pero se han propuesto varias hipótesis, como que el virus surgió en China, en Kansas (Estados Unidos) o en un campo de batalla europeo. Lo que sí se sabe es que el virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo convirtió en un agente infeccioso letal, y que el primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses aliadas en la Primera Guerra Mundial.


La guerra fue un factor clave para la rápida difusión del virus, ya que facilitó el movimiento de millones de soldados y civiles por todo el mundo, así como el hacinamiento, el estrés, la desnutrición y las malas condiciones sanitarias. La pandemia se extendió por los cinco continentes, afectando a países tan lejanos y diversos como Estados Unidos, España, Brasil, India, China, Australia o Sudáfrica. Ningún lugar se libró de la enfermedad, ni siquiera las zonas más remotas y aisladas, como el Ártico o las islas del Pacífico.


La pandemia recibió el apelativo de gripe española porque España fue uno de los pocos países que no censuró ni minimizó la información sobre la enfermedad, a diferencia de Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, que estaban involucrados en la guerra y querían ocultar su debilidad ante el enemigo. Así, la prensa española fue la que más atención le prestó al brote, dando la falsa impresión de que España era el país más afectado. De hecho, el rey Alfonso XIII y varios miembros de su gobierno contrajeron la gripe, lo que aumentó la notoriedad de la pandemia en el ámbito internacional.


Sin embargo, España no fue el país más castigado por la gripe, ni mucho menos. Se estima que la tasa de mortalidad en España fue de alrededor del 2,5%, mientras que en otros países como India, México o Irán superó el 10%. Algunas regiones sufrieron verdaderos genocidios, como Alaska, donde el 90% de la población de la localidad de Brevig Mission murió en pocos días.


La pandemia de gripe de 1918 tuvo un impacto devastador en la sociedad, la economía, la política y la cultura de la época. La pérdida de tantas vidas humanas provocó una crisis demográfica, una escasez de mano de obra, una caída de la producción, una inflación de los precios, una alteración de los servicios públicos y una disminución de la natalidad. Además, la pandemia generó un clima de miedo, angustia, desconfianza y desesperación entre la población, que se reflejó en el arte, la literatura, la religión y la filosofía.


La pandemia también influyó en el curso de la historia, ya que afectó al desenlace de la guerra, al proceso de paz, a la configuración de los nuevos estados y a las relaciones internacionales. Algunos historiadores han sugerido que la gripe española contribuyó al surgimiento de movimientos revolucionarios, nacionalistas o totalitarios, así como a la aparición de conflictos sociales y políticos que desembocarían en la Segunda Guerra Mundial.


La pandemia de gripe de 1918 nos enseña que las enfermedades infecciosas son una amenaza real y constante para la humanidad, y que debemos estar preparados para enfrentarnos a ellas con los mejores recursos científicos, médicos y sociales. También nos muestra la importancia de la cooperación internacional, la transparencia informativa, la prevención sanitaria y la solidaridad humana para hacer frente a las crisis globales. Sin dudas, fue una de las peores catástrofes de la historia, pero también una oportunidad para aprender, mejorar y avanzar. Como dijo el escritor Albert Camus, que vivió la pandemia siendo niño: "En medio del invierno, aprendí por fin que había en mí un verano invencible".


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